Anteriormente, lo que buscábamos los padres de familia, era que nuestros hijos desarrollaran las habilidades intelectuales necesarias para que llegaran a ser exitosos en su vida adulta. Sin embargo, en épocas recientes, los expertos han descubierto que no sólo es importante el desarrollo intelectual en los niños, sino que también se les tiene que ayudar a desarrollar la inteligencia emocional.
El mundo afectivo tiene una riqueza que es difícil de percibir. Estamos ante conceptos abstractos que forman parte del misterio de la persona. Es muy común encontrar a personas ya adultas que no saben identificar sus emociones, reconocerlas, nombrarlas, conocer su causa y muchos otros elementos.
Se ha dicho que las nuevas tecnologías empiezan a ser una amenaza al momento de hablar de comunicación familiar, fracturando poco a poco las relaciones familiares.
